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Miércoles de Ceniza

¿Qué es el miércoles de ceniza?

«Conviértanse a mí de todo corazón» (Jl 2,12).
Con la celebración del Miércoles de Ceniza, la comunidad eclesial da inicio al tiempo de la Cuaresma, un tiempo en el cual los cristianos se disponen para hacer una revisión particular sobre su vida y preguntarse cuál es su norte.

El signo principal de este día es el rito de la imposición de la ceniza. Este signo nos recuerda que nuestro paso por esta tierra es corto y no debemos dejarnos llevar por la enfermedad de la apariencia que, en palabras del Papa Francisco, “es una enfermedad espiritual, que esclaviza a la persona, llevándola a depender de la admiración de los demás” (02 mar 2022). La imposición de la ceniza le recuerda al cristiano que su vida se desenvuelve bajo la mirada amorosa de Dios. Así, emprendemos un camino de humildad, que nos lleva al reconocimiento de que somos necesitados de Dios, de su misericordia y de su gracia.

Hoy es el día para preguntarnos: ¿Qué esclaviza mi corazón? ¿Qué me impide reconocer la presencia de Dios en mi vida?

Cuaresma

¿Qué es la cuaresma?

A partir de hoy empezamos un viaje de cuarenta días. Este viaje nos presenta la oportunidad de redescubrir el vínculo fundamental con Dios. Son días para discernir hacia dónde está orientado nuestro corazón. ¿Me reconozco necesitado o me siento autosuficiente?

Y… ¿Qué debo hacer en este viaje?

Justamente, hay tres acciones que nos ayudan en ese redescubrimiento: el ayuno, la limosna y la oración. Retomando la reflexión del Santo Padre:

Oración

La oración humilde, hecha «en lo secreto» (Mt 6,6), en el recogimiento de la propia habitación, se convierte en el secreto para hacer que la vida florezca hacia afuera. Es un cálido diálogo de afecto y confianza, que reconforta y abre el corazón. Especialmente en este período de Cuaresma, oremos mirando el Crucifijo: dejémonos invadir por la conmovedora ternura de Dios y pongamos en sus llagas nuestras heridas y las del mundo. No nos dejemos llevar por la prisa, estemos en silencio ante Él. Redescubramos la fecunda esencialidad del diálogo íntimo con el Señor.

Limosna

Si la oración es verdadera, sólo puede traducirse en caridad. Y la caridad nos libera de la peor esclavitud, la de nosotros mismos. La caridad cuaresmal, purificada por la ceniza, nos devuelve a lo esencial, a la íntima alegría de dar. La limosna, hecha sin llamar la atención de los demás, da paz y esperanza al corazón. Nos revela la belleza del dar que se convierte en un recibir y así nos permite descubrir un valioso secreto: «La felicidad está más en dar que en recibir» (Hch 20,35).

Ayuno

No es una dieta, sino que más bien nos libera de la autorreferencialidad de la búsqueda obsesiva de bienestar físico, para ayudarnos a mantener en forma no el cuerpo sino el espíritu. El ayuno nos reconduce a darle a las cosas su valor correcto. En concreto, nos recuerda que la vida no debe estar sujeta a la escena pasajera de este
mundo. El ayuno no debe limitarse sólo a la comida; en Cuaresma debemos ayunar, sobre todo, de lo que nos hace dependientes; que cada uno reflexione sobre esto, para hacer un ayuno que realmente tenga un impacto en la vida concreta de cada uno.

Francisco. (02 marzo 2022). Homilía Santa Misa, bendición e imposición de la ceniza.

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